miércoles, septiembre 06, 2006

El eclipse que oscureció el color de tu recuerdo

El cielo se levantó turbio esta mañana.
Cientos de flores blancas giran en sucios remolinos,
manchadas de polvorientos colores que las hacen negras y temibles.
En el telediario anuncian que mañana se calmará.
Golpeada la ventana, corro a asomarme
para verte, trece pisos mas abajo, tu pelo agitado, abandonando.
Viniste, de nuevo.
Y al sentir tu voz, al sentir tu clamor, miraba hacia otro lado, pensando en nada.
Nunca quise pensar en nada, hasta que descubrí que solo pensaba en ti.
Miro tu marcha, ruge mi mente por las escaleras. Mañana se calmará,
pero qué me importa mañana.
En la acera, ya no estás.
Oscurece y miro la luna para buscar tu reflejo.
Busco, y solo encuentro un eclipse lunar más.
El eclipse que perfumó tus cabellos.
Cualquier amanecer pienso en que estás a mi lado.
Deseo.
Sueños que quiero vivir e invento. Sueño tu saludo y tu beso.
Y según marca el despertador llega otro días más.
Sabanas húmedas de lágrimas y semen.
Me ducho para borrar tu recuerdo,
el café para llenar tu vacío,
el trabajo para esta vida absurda.
En una película francesa rozo tu mano, no calmo mi necesidad de ti.
Al encender las luces, al despedirnos de nuevo, no aparecen títulos de crédito,
No hay final feliz.
Harto de sufrir me abandono y te digo adiós, a lo que más quiero.
No quiero verte, y miro al sol del mediodía para ser ciego, por fin.
Y un eclipse solar me deja tirado,
El eclipse que humedeció tus ojos.
Parece ser que abandonado el barco,
Huidas las ratas, éste no quiso hundirse.
Mirando el mar de mi nueva vida, vi acercarse las velas, blancas.
Los remolinos las cubrían de flores manchadas.
No puede ser, No otra vez más.
No se deja de querer lo que se quiso, por eso se odia, para evitar querer.
A mediodía anunciaron buen tiempo, en otro telediario equivocado.
La calma de tus velas anuncia tormenta.
Qué más da morir si es morir por vivir.
A la tempestad volvemos, busco tu estela, y desde mi ventana te miro marchar.
Cansada de esperar, cansados de ir y venir.
Hartos de querer y no poder.
Nos despedimos de nuevo.
Salgo, corro y miro al mar. Desde el acantilado,
antes de saltar,
río y grito, por fin. Y miro la luz del mar, buscando terminar.
Una sombra se cruza, me eclipsa la mar. Una sonrisa me dice que quizás haya algo más.
De espaldas al mar, sigo al viento arremolinándose, flores que se esconden de las sombras.
El eclipse que oscureció el color de tu recuerdo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Sueños que quiero vivir e invento. Sueño tu saludo y tu beso.
Y según marca el despertador llega otro días más.
Sabanas húmedas de lágrimas y semen.
Me ducho para borrar tu recuerdo,
el café para llenar tu vacío,
el trabajo para esta vida absurda.
En una película francesa rozo tu mano, no calmo mi necesidad de ti.
Al encender las luces, al despedirnos de nuevo, no aparecen títulos de crédito,
No hay final feliz."

Genial. Muy bueno. me gusa tu estilo.

12:56 p. m.  

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